EL BON LLADRE



TEXTO: CONOR MCPHERSON
DIRECCIÓN: XICU MASÓ
AYUDANTÍA DE DIRECCIÓN: ANNA MARIA RICART
INTÉRPRETE: JOSEP JULIEN
DURACIÓN: 75min
PRODUCCIÓN: IRIA PRODUCCIONES S.L.
ESPAI LLIURE (GREC 2014) | LA SECA ESPAI BROSSA (2015)

Hace dos años escribí una crítica sobre este espectáculo, hace un mes por motivos de trabajo he vuelto a ver un espectáculo que si no me lo juran en nada tiene que ver con el que había visto anteriormente. Por eso, como no siempre se tiene la oportunidad de rectificar, porque pocas veces vemos más de una vez los montajes, y cuando lo hacemos, es porque frikis de nosotros nos ha encantado. Dos críticas, para que veáis la diferencia. Hoy se despide de La Seca, pero espero que la gira sea larga, lladre!

Noviembre 2015: "A veces el trabajo te lleva a situaciones incómodas, pero es de agradecer que algunas de esas sean placenteras. Josep Julien ha conseguido hacerse suyo al personaje, dominarlo, dejarle su cuerpo, su voz y regalarnos un montaje delicioso. De esos que dan igual lo que duren porque cada segundo es oro, un regalo para los oídos, para la vista. Un pobre perdedor, lleno de matices, que poco a poco, minuto a minuto nos va robando el corazón.

Una atmósfera íntima, destartalada, llena de trastos inútiles, un vertedero de recuerdos, de emociones, entre las cajas aparece él, vestido de una manera desastrosa, un chandal y una chupa de cuero. Se sienta en un sofá tan destartalado como incómodo y empieza la narración de una vida rota, un puzzle de situaciones, un círculo vicioso del que nuestros protagonista parece no encontrar la salida.

El bon lladre combina con una gran sabiduría un thriller preciso, milimétrico, con la mejor comedia, no aquella que busca la carcajada, pero sí aquella que tras una narración de la tragedia te invita a reír de la mala suerte del protagonista. Además las tablas de tener a un personaje sabido y requetesabido, permite a Josep Julien unas licencias que en otro caso le estarían prohibidas.

Josep Julien es el bon lladre o el bon lladre es Josep Julien no sé diferenciar bien bien porque la maestría, la lección de interpretación es digna de admirar y aplaudir con las manos bien abiertas y sin parar de gritar Bravo de pie."


Julio de 2014: "Malditas expectativas aquellas que te ponen el caramelo en la boca pero después no tiene el sabor deseado. Conor McPherson son palabras mayores, dramatúrgicamente hablando. Y lejos de que su texto resulte banal o carente de interés quizás el problema, a mi entender se halle dado más en el montaje en sí que en lo previamente escrito. No nos especifican quien es el traductor, pero sin duda lejos de ser un texto fácil,  ha dejado ver alguna literalidad de un lenguaje cercano pero que de manera repetitiva llega a desenganchar al espectador de su atención. Bien explicada la historia, tienes la sensación de que si una persona cercana te la estuviera explicando no utilizaría esas palabras.

Más allá del texto, y aunque a la salida del estreno, algunas voces han señalado que hayan percibido un cierto toque de spin-off de la anterior dirección de Xicu Masó, L'encarregat, el hecho de que estemos delante de un monólogo le hace alejarse de tal premisa. Un estreno difícil, con algunos problemas técnicos que no sólo han fundido a negro la sala antes de lo esperado sino han producido que Josep Julien haya tenido que salvar la situación como sólo alguien con muchas tablas sabe hacer, siguiendo con el espectáculo contra viento y marea.

Una vez recuperada la visión de los hechos, el ritmo siguió su curso, pero quizás aquí, en ese ritmo se encuentre mi problema de conexión con la historia, mis idas y venidas. El estilo road-movie sin ningún apoyo audiovisual, ni tecnológico, simplemente la palabra del actor y la imaginación del espectador no ha servido para que el monólogo, que al final puede verse como una simple anécdota, discurra en unos tempos adecuados que permitan mantener la atención, enterarte de todos los derroteros y no acabar extenuada en el asiento como si hubieras presenciado una carrera de fondo.

Con un inicio que crea deseos de ver avanzar la historia, pero sobre todo con unos quince minutos finales que te reconcilian con el montaje, Josep Julien construye un personaje lleno de desgracias, un pringado que no se sabe atener a las consecuencias de unos actos que no controla y vive la vida (o al menos la que nos explica) dando tumbos. En ciertos momentos, los más irónicos, aunque vigilen la ironía que esconde un profundo sentimiento de tristeza, el espectador se siente cómplice de la historia, hay empatía. Hay otros, que quizás por la lejanía del texto o que quizás Josep Julien no ha conseguido que me los crea. He visto la trampa y me he quedado con el cartón.

El problema de la mayoría de los festivales es que no permitan que espectáculos como El bon ladre se relajen, tomen cuerpo y el rodaje suficiente para que en unos días la crítica se dé la vuelta y salga entusiasmada de la sala. Permitidme darle una segunda oportunidad. Se la merece."

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