José Carlos Martínez: "Quisiera que los de Hacienda vengan a vernos ensayar, que vean el trabajo de los bailarines"

Fuente: Cristina Marinero (elmundo.es)
Una desafortunada lesión de la primera bailarina, la coreana Seh Yun Kim, puso patas arriba el calendario de ensayos que José Carlos Martínez tenía marcado para estrenar hoy en los Teatros del Canal la temporada que celebra el 35º aniversario de la Compañía Nacional de Danza (CND). Pero todo se solucionó en seguida, con la rápida contratación de Mathilde Froustey, la figura del San Francisco Ballet, compañera suya en el Ballet de la Ópera de París y poseedora de la medalla de oro del prestigioso concurso de Varna. Froustey protagonizará el ballet de Balanchine, 'Allegro brillante', y el clásico de Marius Petipa y Glazunov que ha hecho suya Martínez, 'Raymonda divertissement', en este primer programa, de corte clásico. 
Estos imprevistos son un desajuste importante de la perfecta maquinaria que debe ser la CND. El director debe cuadrar las cuatro horas de ensayo que tienen cada día los miembros del cuerpo de baile, también las correspondientes a los solistas, trabajar en la oficina para las próximas giras, ensayar las coreografías que se presentan (suya es también 'Delibes suite', que, con 'Minus 16', de Ohad Naharin, completa el programa) y, sobre todo, resolver un día a día donde todo marcha porque hay muchas ganas de que las cosas salgan bien.
El tema de las horas extras que saltó a los titulares cuando iban a bailar en el Teatro Real en abril, sólo se ha medio solucionado. "Ahora cobran un complemento de 350 euros brutos al mes a cambio de empezar y acabar más tarde los horarios en giras", explica Martínez. Pero el resto sigue igual, las horas que superen las 60 extras anuales siguen pagándose con tiempo libre, algo que va en contra de la profesión de bailarín, ya que la clase de clásico diaria es vital para estar al día. En la tablilla ya están fijadas las obligadas vacaciones, en febrero de 2015, por las horas de más en las giras de noviembre y diciembre a China y Japón.
A José Carlos Martínez le encantaría, por un lado, tener un convenio sólo para los bailarines y, además, ajustado a la realidad de hoy, pues, asegura, "han cambiado tantas cosas... Por ejemplo, ya no es necesario tener libre el día que se viaja, como obliga el convenio, porque a muchos sitios se llega en un par de horas y se podría ensayar perfectamente después". Por otro lado, le gustaría también que quienes deciden sobre el tema de las horas extras se acercaran en algún momento a ellos. "Al igual que organizamos ensayos para que venga gente que quiere descubrir la CND, me gustaría que los responsables de Hacienda (como hizo en su momento el ministro Wert) se pasaran por nuestra sede para ver 'de cerca' el trabajo del bailarín y los esfuerzos que conlleva esta profesión".

Historia de una compañía

El espectáculo, entre tanto, debe continuar. Se celebra el 35º aniversario de la creación de la CND y su director quiere acercar al público algo de su historia, desde que despegó en 1979 como Ballet Clásico Nacional, dirigido por Víctor Ullate. Dos programas coreográficos, dos galas de homenaje a María de Ávila y Tony Fabre, exposiciones de trajes y carteles, además de un encuentro abierto al público entre ambos directores, se sucederán hasta el domingo 19 en los Teatros del Canal de Madrid. Le hubiera gustado haber puesto en escena un ballet clásico completo, como anunció, "pero las circunstancias no nos lo han permitido, aunque no me rindo y espero hacerlo antes de septiembre de 2016". 
Para las galas, José Carlos Martínez ha querido que estuvieran todos los antiguos directores de la CND, y los que han formado parte de ella de una u otra forma. "Estamos intentando que venga Maya Plisetskaya, me encantaría. Con Nacho Duato he hablado por teléfono. Dice que no está en contra de la compañía, pero no quiere firmar contratos con el INAEM y prefiere que no se bailen aquí sus coreografías".
"Es verdad que la situación no ha cambiado tanto con respecto a cuando estaba él", señala Martínez. "Sigue siendo necesaria una libertad de gestión para que la CND sea más ágil y se puedan hacer más giras y actuaciones. No es que el INAEM nos quiera frenar, no. Es que la casa está construida de tal forma que tienen por encima a Hacienda. Todo está estructurado así en este país, nadie tiene el poder de decisión al 100%. La libertad artística que deberíamos tener se encuentra frente a este muro".
Sin embargo, el aumento de actuaciones, 70 realizadas en la temporada anterior, trae buenas noticias. "El año pasado fue el primero, desde hace 18 años, que la CND ha cumplido sus objetivos y ha superado en ingresos los que el INAEM le marca". Con estos datos, y preguntado por una rápida solución para seguir creciendo, no tarda ni un segundo en contestar: "¡Si sólo tuviésemos una sala de ensayo más, nuestra vida cambiaría a mejor un 60%!". 
Con todo, José Carlos Martínez sigue con su labor de hormiguita, ideando soluciones, resolviendo. Así, han vaciado el gimnasio. El nuevo espacio lo utilizan en determinados momentos como sala de ensayo, "o pedimos prestada una sala de Matadero o del centro cultural que tenemos al lado, pero dependemos de sus horas libres". También está aprovechando vestuario antiguo que han descubierto en baúles medio abandonados en un almacén del Ministerio de Cultura. "Nos trajeron uno un día, lo abrimos, y había nueve tutús de hace 25 años o más, igual que nos ha pasado con el tutú de 'Raymonda' que va a llevar Mathilde: era de Arancha Argüelles o Carmen Molina, de los años 80. En otro baúl, además, hemos encontrado vestuario goyesco y voy a utilizarlo para hacer una 'suite' de 'Don Quijote' el año que viene", explica, aunque lo que más le inquieta "es saber dónde han ido a parar el resto de tutús y vestidos de esas producciones, decenas de trajes que no están". 
A pesar de todo, dice sentirse feliz con su trabajo y muy contento de ir viendo crecer su proyecto de compañía, donde clásicos y contemporáneos conviven. "Porque estamos en la primera división si hablamos del nivel de los coreógrafos que han venido a trabajar, como Mats Ek o Johan Inger, cuya 'Carmen' estrenaremos el año que viene en el Teatro de la Zarzuela. Pero donde no estamos en esa primera línea es en infraestructuras y en tener la libertad de gestión directa. Por el momento, lo que estamos haciendo es una intensa labor con el público. Queremos que sientan la compañía como suya, porque, en definitiva, lo es. A partir de ahí, espero ir consiguiendo lo demás".

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