Concha Velasco: "La enfermedad no me ha cambiado como actriz, pero sí como persona"


Fuente: Julio Bravo (abc.es) | Foto: efe.es
Con doce kilos menos pero la elegancia y la simpatía habituales, Concha Velasco se enfrentó ayer a una montonera de fotógrafos que, como es costumbre, llamaban su atención: «¡Concha, mira a la derecha!» «¡Aquí, Concha, por favor»». En el prólogo a la presentación del estreno madrileño de la obra, «Olivia y Eugenio», celebrada en la sede de la SGAE, la actriz vallisoletana posó sola, en grupo o con los dos actores que se alternan el el papel de Eugenio, Hugo Aritmendiz Rodrigo Raimondi (dos jóvenes con síndrome de Down); le acompañaban también el autor del texto, Herbert Morote; el director de la función, José Carlos Plaza, y los dos productores del espectáculo, Jesús Cimarro (Pentación) y Jordi González (Focus). Y Concha, durante el posado, no dejaba de sonreir y de dar gracias.
Llegó después el momento de la presentación. Herbert Morote, dramaturgo peruano, elogió a Concha Velasco: «se ha mimetizado en Olivia, su personaje, y éste se ha apoderado de Concha». Padre de un chico con síndrome de Down, tuvo también palabras de afecto para los dos intérpretes, de los que dijo que «son dos actores natos».
«Olivia y Eugenio», tras su estreno a finales de septiembre en Zaragoza, llegará el próximo 6 de noviembre al teatro Bellas Artes de Madrid, con dirección de José Carlos Plaza, el «director de cabecera» de la actriz; juntos han trabajado ya en cinco montajes. Es una obra que cuenta la historia de una mujer, enferma de un cáncer terminal, que está sola y tiene un hijo con síndrome de Down.
José Carlos Plaza no quiso hablar de Concha, «porque es mi hermana pequeña, y qué voy a decir de ella», y hablo del texto. «Lo que menos importa es la anécdota que se cuenta. Lo importante es de lo que habla: de que la pureza, la bondad y las ganas de vivir son capaces de vencer todo lo malo, que son un veneno bueno. El personaje de Eugenio representa lo que este país necesita ahora más que nunca: bondad, porque la bondad lo puede transformar todo. Y después de trabajar con Hugo y Rodrigo, todos somos mejores personas».
Los dos aludidos mostraron su alegría y su felicidad por trabajar con Concha Velasco -«una chica estupenda»-, y ella manifestó idéntico sentimiento: «Nadie me ha besado tanto como estos dos chicos, que me han dado el amor que tanto necesitaba».
Concha fue, como de costumbre, elocuente y sincera. Esta función es especial por ser la primera que afronta tras su enfermedad. que le obligó a dejar el montaje anterior en que trabajaba, «Hécuba», y a pasar cuatro veces por el quirófano. Ahora, dijo, ha vuelto con las mismas ganas y la misma pasión, aunque con doce kilos menos de peso y algunas limitaciones: «no me dejan hacer más que una función al día; no puedo hacer dobletes ni hacer una serie al mismo tiempo; sólo me dejan, los lunes, grabar "Cine de barrio", que me encanta».
Pero sí puede hablar. De ella, de la función, de su profesión, de sus personajes, de Olivia, de la actualidad... 
De ella: «No puedo tomar champán ni vino blanco, que me gusta mucho, estoy a base de pechuga de pavo y jamón de york». «No pienso morir en el escenario; es una falta de educación». «La enfermedad no me ha cambiado como actriz; como persona, sí. Yo ahora lo que quiero es ser feliz». 
De la función: «Tras mi enfermedad, no me sentía capaz de hacerla. Pero José Carlos Plaza y Josefina Molina me decían: "¿Eres Santa Teresa de Jesús, eres Madame Rosa, eres Hécuba? No, ¿verdad? Pues afronta a Olivia como a otro personaje, sin involucrarte". Hubiera sido doloroso ser Olivia de verdad». «La obra, un puñetazo en la boca en un principio, te enseña que el amor lo puede todo».
De su profesión: «Ser actriz es mi pasión y mi profesión. No he querido ser otra cosa en la vida... Salvo ser madre y abuela. Es mi gran amor y lo necesito para vivir, ¡pero qué satisfacción vivir haciendo lo que te gusta!».
De sus personajes: «A través de ellos, he podido decir todo lo que no me he atrevido a decir como Concha Velasco. Y algunos me han enriquecido tanto que a veces digo cosas que no debo».
De Olivia: «José Carlos Plaza escribió sobre ella que es una mujer intelectualmente tan importante que no se ha atrevido nunca a decir lo que siente. Saca el pus que tiene en su sangre, y recibe a través de Eugenio la sangre nueva que necesita para vivir. Es también una mujer irónica, capaz de reírse de sí misma, y ese humor es lo que le salva» 
De la actualidad: «Desde hace algún tiempo, hago teatro porque las obras son un vehículo de crítica social y cultural». «He opinado mucho, y no me arrepiento. Pero ya no quiero opinar». «El ministro Wert no tiene nuestro cariño, pero no ha conseguido que perdamos las ganas de hacer teatro ni ha logrado que el público deje de ir al teatro».

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