FRANKENSTEIN



de GUILLEM MORALES basado en la novela de MARY SHELLEY
dirección CARME PORTACELI
intérpretes JOEL JOAN, ÀNGEL LLÀCER, LLUÍS MARCO, MAGDA PUIG, ALBERT TRIOLA, PERE VALLRIBERA, ALBA DE LA CRUZ
duración 2h 20min
fotografías DAVID RUANO
producción TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA y FACTORIA ESCENICA INTERNACIONAL
SALA GRAN (TNC)

No soy muy de monstruos yo, así que acudí a la magnánima sala del TNC con cierta cautela. Nunca me he leído la novela de Mary Shelley, sí algunas partes en castellano y otras de inglés. Pero a pesar de todo, lo que más me atraía era la puesta en escena, como con los "infinitos" recursos del TNC me iban a hacer creíble la historia. Pero, los recursos no siempre lo son todo.

Sobriedad absoluta presenciada nada más entrar en la sala, hacía mucho que no veía tan despejado el escenario de la sala grande. En un principio podemos pensar que ya de por sí da miedo de lo que nos puede venir encima, pero que equivocados que estaríamos.

La escenografía diseñada por Anna Alcubierre, acompañada por una parte audiovisual de Miquel Àngel Raió, le va como anillo al dedo al montaje, incluso me atrevería a decir que lo eleva, hace que el espectador fije su atención en la escena, te atrapa



La poda dramatúrgica es espectacular. Guillem Morales consigue lo que no consiguió la versión londinense, otorgar el mismo peso al doctor Frankenstein que a su creación. Aunque sigue siendo bastante fiel a la versión original, el intento por acercar la novela hasta nuestros días a través del acento en los conflictos morales del protagonista resulta de lo más acertado.

El mayor problema del montaje es la interpretación. La elección de sus dos protagonistas no ha estado la más adecuada. Si bien Joel Joan se transforma en un monstruo bastante óptimo y sólo desentona en algunos momentos donde el personaje se le va de las manos el movimiento físico, su compañero Àngel Llàcer está demasiado ausente. Llàcer pasa por el doctor Frankenstein sin tocarlo, ni en los momentos de relax ni en su camino hacía la locura, siempre nos regala las mismas expresiones, la misma cara, no hay verdad.



Y aunque los mayores aplausos fueron para sus protagonistas, la mejor interpretación (y de lejos) nos la regala un incombustible Lluís Marco. Es un auténtico mestre, dentro y fuera del personaje. Una lección de interpretación. Y dentro de los actores de reparto, una luz, Magda Puig, que ciega como Agatha y deslumbra como Elisabeth.



Frankenstein vuelve a poner sobre la mesa el eterno debate, a veces reñido, entre si vale todo para vender entradas. El marketing de la obra confundía al espectador sin dejar claro quien era el doctor y quien era el monstruo, imitando a la versión inglesa (donde los actores se intercambiaban los papeles). Polémicas a parte, a esta versión le hubiera hecho falta una pasarela mayor de posibles doctores Frankenstein. 

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