Paco Azorín: 'El escenario no es un lugar para llenarlo de cosas, sino para llenarlo de ideas'


Fuente: Esther Alvarado (elmundo.es) | Foto: Javier Cuesta

Tiene Paco Azorín la sospecha de que las musas no son más que gotas de sudor provocadas por el esfuerzo; de que el éxito no es un estado de gracia sino una consecuencia del trabajo duro y de que el mejor premio posible es tener siempre muchos encargos en lista de espera. Él, director escénico de óperas como Tosca, Salomé, Otello y un futuro Don Giovanni; y de obras como Julio César o Hamlet: el día de los asesinatos, entre otras, se considera más que un tipo con estrella un trabajador incansable con un objetivo ilusionante en el horizonte: dirigir una ópera sobre María Moliner en el Teatro de la Zarzuela y quién sabe si asumir un rol más protagónico en el mismo. 

En 20 años de oficio le ha dado tiempo a hacer de todo...

Hace 20 años de mi primer espectáculo profesional, pero hace mucho más que empecé en el teatro amateur. Yo quería dedicarme a esto desde que tenía cinco o seis años, a los 12 ya tenía mis primeros grupos de teatro y a los 16 ya estaba dirigiendo. Pero no fue hasta la temporada 95/96 que estrené mi primer espectáculo profesional. Han pasado los primeros 20 años.

¿Profesionalmente se considera más una cosa que otra?

Yo me considero director de escena y escenógrafo, pero he hecho otras muchas cosas. Tengo hasta premios como iluminador, soy productor, soy profesor... pero son cosas complementarias. Mi historia personal es con la lírica. Mi abuelo era valenciano, tocaba el clarinete y tenía casetes y casetes de óperas y zarzuelas. Yo llegué al teatro por la lírica, porque de pequeño hacía maquetas de escenografías para espectáculos líricos y de ahí, al teatro. Pero de manera natural me he ido escorando hacia lo que me gusta, que es la lírica. De alguna manera he encontrado un equilibrio: cuando trabajo en el teatro echo en falta la música y cuando llevo dos óperas seguidas como ahora echo en falta la fuerza de la palabra dicha. 

¿Se pueden hacer óperas con presupuestos reducidos?

Yo estoy descubriendo el minimalismo y es verdad que, en el escenario, menos es más. El escenario no es un lugar para llenar de cosas, sino para llenar de ideas. Si tienes la idea de una puesta en escena, las cosas que tienes que poner ahí son las mínimas imprescindibles. Ese minimalismo viene muy bien en los tiempos que corren porque es verdad que no necesito 300.000 euros para hacer una escenografía; necesito muchísimo menos. Proporcionalmente el éxito no tiene que ver con el dinero que se invierte. Es lo que llamo ópera sostenible y ahora voy a por un modelo de zarzuela sostenible. Voy a hacer en el Teatro de la Zarzuela, el año que viene, una obra sobreMaría Moliner con un compromiso de no tirar el dinero de los contribuyentes [yo trabajo para el teatro público en el 90% de los casos].

¿Una escenografía monstruosa puede ser contraproducente?

Lo que pasa con el artista en esos casos es que se queda pequeñito y lo que tenemos que hacer para atraer al público joven es potenciar al artista y centrarnos en él. Hay que ayudar a que cuente la historia.

¿Se ha planteado optar a la dirección de un teatro público?

No me planteo la dirección de un teatro cualquiera. Otra cosa distinta sería la dirección de un teatro de lírica y otra muy particular sería el Teatro de la Zarzuela que yo creo que, si tiene algún reto, ese reto se llama el público joven y entrar de lleno en el siglo XXI. Interesante...

¿Tiene algún plan a corto o medio plazo al respecto?

No descarto la posibilidad. A mí me gustan mucho las responsabilidades que tienen que ver con el hecho escénico. Creo en que levantar el telón y hacer una función es rodear eso de una serie de actividades para que la experiencia sea irrepetible. Siento mucha responsabilidad social y artística para que la zarzuela no sea vista como un espectáculo elitista, por lo tanto si ese compromiso significa que yo pudiera hacer que fuera gente joven a la zarzuela, me encantaría. Y que vaya gente joven a la zarzuela pasa porque haya un perfil joven al frente del teatro. 

¿Cómo ve el futuro de los grandes teatros de lírica?

Los veo a todos en un momento de inflexión que puede ser hacia algo interesante o muy triste. El Liceo ha girado hacia un modelo americano y sobre él pende la espada de Damocles de acabar haciendo sólo obras de gran repertorio. Matabosch en el Real ha venido a poner un poco de sentido común, creo que va a hacer mucho bien después de una época tan convulsa como la de Mortier, pero después de estabilizar al Teatro Real le hará falta un proyecto artístico que diga que es uno de los teatros más importantes del sur de Europa. Mortier era uno de los directores estrellas de ópera, pero cometió un error garrafal que fue no contar con artistas españoles. Yo con él he trabajado con una libertad artística como nunca. Su programación no dejó indiferente a nadie y eso no está mal porque lo peor que puede hacer un teatro es caer en el aburrimiento. 

¿Qué nuevos proyectos tiene por delante?

Nos espera ahora uno de los proyectos más emocionantes para mí de los últimos años y es que en octubre estreno en la ópera de Cerdeña con un Don Giovanni al que le tenía muchas ganas porque es teatro en estado puro. Después debutaré en la ópera de Bohn con Jerusalén, de Verdi, que no se hace nunca. El estreno de María Moliner, una ópera española en el Teatro de la Zarzuela de Antoni Parera Fons, un compositor que se están rifando ahora todas las grandes estrellas y todos dicen que es el único compositor español vivo que sabe escribir para la voz humana. Es muy bonito que se siga estrenando obra nueva. Además para mí tiene el aliciente de recuperación de un personaje histórico que además es una mujer. En el siglo XX ha habido injusticia contra la mujer en muchos aspectos y me apetecía hacerle un homenaje. 

¿Qué son los premios para alguien que tiene casi todos menos el Nacional de Teatro, por ahora?

Son trastos que tengo sobre un piano que están medio rotos porque se caen al quitarles el polvo [se ríe]. No. Son un reconocimiento, pero no nos pasemos, nada más. El auténtico éxito es estar en activo, tener proyectos y hacer lo que me gusta.

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